martes, 12 de mayo de 2015

0 El televisor, el invento del siglo

El televisor, el invento del siglo

Este aparato, tan común en nuestros hogares, fue en otra época el punto central del hogar y marcaba un lugar de encuentro. Sin embargo, hoy parece más un disgregador de familias.

Por: Sara Gamboa Jaimes

“Poder ver y oír a la gente que estaba por allá en otros lados, en vivo y presentando un programa, le parecía a uno un descreste”, me dijo Ofelia Villegas cuando la visité para que me contara sus experiencias con el televisor y esas cosas que ha tenido que aprender a manejar a trancazos, como ella dice.

Ofelia Villegas 
Ofelia Villegas es amante a las vajillas italianas, las plantas y las telas. No es alta, tampoco baja. Tiene el pelo corto, mono y sin un rastro de canas. Es viuda, tiene dos hijos y tres nietos. Daniel, el mayor de ellos,la define como una mujer apasionada por la vida, positiva, trabajadora, inteligente, refinada y generosa.

Esta mujer nació en Salamina, municipio de Caldas y actualmente es bióloga con ínfulas de diseñadora porque dedica su vida a hacer medias para curar quemaduras y várices.

Me recibió en su casa. Estaba viendo La Voz Kids y me dijo: “A mí me encanta este programa. Lloro y todo viéndolo”. ¿Quieres comer?, me preguntó. Después nos sentamos en el comedor y de un viejo mueblesacó su vajilla de té italiana con flores, fina y antiquísima, pero como nueva.Escuché un “vamos a hacer la tarea”. Era Martha, su amiga de toda la vida, poniendo orden.

Entonces, como si supiera qué quería saber yo, empezó a hablar. Sin embargo, la paré, pues ella es de esas que hay que parar y no empujar. “Yo me críe en un pueblo donde no había nada de nada. Éramos casi unos colonizadores –dice Ofelia–  no había luz ni había acueducto y en las noches mi casa permanecía llena de velas”.

Le pregunté cómo había conocido el televisor y me dijo que cuando tenía 12 años se fueron para Manizales y allá lo conocieron, en la casa de un vecino. Al mes compararon uno en la suya y todos los del sector iban allí a ver el espectáculo. Eso fue más o menos en el 1955.

Estaba sentada con las piernas cruzadas. La izquierda encima de la derecha y hablaba naturalmente. “Los primeros televisores eran unos aparatos de tamaño mediano para poner en una mesa. Ya después fue que los hicieron todos grandes y con patas. Eso no era sino prenda y apague porque solo había un canal”, dijo Ofelia.

¿Y tus papás qué pensaban de ese aparato?, le pregunté. Ella movió sus brazos como si estos fueran a hablar y afirmó que sus padres eran maravillados con todo eso, especialmente su papá porque le encantaban los inventos. Para él ver una especie de fotografía moviéndose era descrestante.

¿Qué era lo que más veían?, le dije. “Lo que más me acuerdo que veíamos era una novela en vivo. Nada era grabado y entonces no nos perdíamos eso. Todos nos sentábamos en la sala a ver televisión. Lo poníamos en la sala como adorno. Es que yo tuve televisor en la habitación cuando mis hijos estaban más o menos grandecitos –señala– primero eso era para todo el mundo”. En ese momento cayó un trueno que la hizo parar de hablar y cerrar por el aguacero la puerta del balcón.

La conversación se alargaba. Ella hablaba hasta por los codos, se reía y contaba todo como si estuviera viviéndolo otra vez. De pronto vi que empezaba a callar y le pregunté sobre cómo lo inauguraron y me dijo: “¿Qué?, ¿el televisor?” La miré y le respondí que sí.

Sonrió y con las siguientes palabras dijo: “¡Ah no!, eso era un espectáculo, novedoso como él solo. Ya después se fue popularizando y todo el mundo lo compraba. Es que Rojas Pinilla trajo unos televisor es y daba muchas facilidades a la gente para que los comprara”. Martha la interrumpió diciendo: “Eso era caro, no era barato”. “Más que caro era un lujo –siguió Ofelia– eso de tener dos no era para todo el mundo”.

Aprovechando que Martha rompió el hielo y hablaba, les pregunté qué decían las personas del televisor y ambas concluyeron que era el invento del año o, más bien, del siglo.

Ellas empezaban a hablar. Martha le recordaba cosas a Ofelia y viceversa.

¿Cuántas horas de televisión veían al día?, ¿qué personajes no olvidan?, les pregunté. Se miraron y Ofelia de inmediato respondió: “Veíamos de 7 p.m. a 9 p.m. porque eso no era todo el día, es decir, el noticiero y una novela”.

“Acuérdate que Hernán Castrillón daba las noticias”, interrumpió Martha­, quien no olvida 007, una novela sobre una telefonista enamorada de alguien que la llamaba.

“Y cuando llegó la televisión a color eso fue lo máximo.Por ejemplo, en un reinado de belleza Gloria Valencia decía que ojalá pudieran ver todo a color. Y cuando eso pasó, mis papás eran maravillados viendo los vestidos”. Así recordó Ofelia el momento en que el blanco y negro se reemplazó por el color, pero nunca se vio afectada la radio.

Miré el reloj. Eran las 9:30 p.m. Ofelia parpadeaba y me di cuenta que me quedaba poco tiempo, así que empecé con la última tanda de preguntas.

¿Qué era lo mejor de ver televisión antes?, dije rápidamente. “Lo mejor era que se prestaba para unir y como había sino una sola cosa para ver, todos veían lo mismo. Además, había más oportunidad de comentar, hablar y opinar al respecto de los programas. Ahora, por lo general, veo televisión sola”.

Para ella este aparato ya no une a las familias como antes porque cada uno está su cuarto y hay muchísimo para ver. Por esto, Ofelia reitera que ya no se comparte de la misma forma.

No siendo menos le pregunté a Ofelia qué artículos tecnológicos usaba y contestó: “El iPad y el iPhone, aunque me considero muy ignorante en esto”. Para ella el que más le ha cambiado la vidaes su iPad porque solo con un toque consigue cosas que jamás habría imaginado.

Ofelia llena de palabras y refranes continuó hablando. “A nosotros nos ha tocado un cambio increíble, es decir, pasar de la mula al jet. Pero ustedes nacieron en una civilización tan avanzada que uno se pregunta acerca de qué cosas los irá a descrestar”.

Muy resignada me contó que ya tenía televisor en su cuarto porque le tocaba como medio para actualizarse. “Mira que, aunque la gente carezca de muchas cosas, lo primero que consigue es el televisor”, finaliza Ofelia.

Por último, le pregunte si estaba enredada con la tecnología y me respondió de manera afirmativa porque incluso ha querido contratar a alguien que la oriente en el tema y me lanzó una carcajada. Así, nos paramos entre risas, le tomé una foto, le di un abrazo y chao.

Finalmente, de esta conversación tan amena con Ofelia concluí que tiene razón: “El televisor ya no une a las familias como antes”.


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