martes, 19 de mayo de 2015
martes, 12 de mayo de 2015
0 Donnie Miranda: de la tornamesa a tocadores de CD
Donnie Miranda: de
la tornamesa a tocadores de CD
En los años
ochenta, en Medellín se sintonizaba 98.9
Veracruz Stéreo, toda la audiencia escuchaba a este gordito simpático,
informándonos de todas las novedades musicales que llegaban a la Ciudad de la Eterna
Primavera. Él es Wingate Donald Stuart Miranda Sturrock, más conocido como
Donnie Miranda.
Por: Sara Leyva
Bernal
En el año 1964 Donnie se encontraba en un internado en Escocia,
donde un amigo le prestó un radio y él sintonizaba una emisora llamada Radio Luxemburgo, que transmitían las
nuevas canciones y se informaba de todo lo que estaba pasando en el exterior.
Luego, cuando él llegó a Colombia, comenzó a escuchar Radio Ritmos. “La radio para mí siempre la he considerado como un
hobbie que se convirtió en un trabajo que le pagan a uno por hacer lo que más
le gusta”. De esta forma se expresó Donnie Miranda.
Luego Donnie, al llegar de Escocia, se encontró con su amigo
Oscar López, Tito, quien trabaja actualmente en Blu Radio. Ambos en 1978 empezaron a hacer programas de radio
caseros. Él afirma que comenzaron en Emisoras
El Poblado, cuando llevaron el piloto de un programa y el director de la
emisora les ofreció hacer ese mismo en vivo. “A Tito y a mí nos tocó aprender a
manejar consolas, no sabíamos pero nos encarretamos mucho con el cuento” asevera
Miranda.
¿Cuál fue la primera
emisora en la que trabajó?, ¿en qué emisoras ha trabajado?
“La primera emisora que trabajamos Tito y yo fue Emisoras El Poblado, en La Voz de la Música, estuvimos en Radio Ya, luego en Radio Bolivariana; también en Estelar
FM, Musicar FM. Luego en La Voz del
Cine, en Veracruz Stéreo, también
como coordinador en Bésame, que son
todas las voces en Medellín, y por último trabajé en W Radio”.
¿Qué roles ha
desempeñado en la radio?
“He sido productor, programador, locutor, coordinador,
también grabador, todos los cargos que uno pasa por la radio. También me ha
tocado con agencias de publicidad, hacer textos para las cuñas, grabar,
musicalizar cuñas; un tiempo también hice jingles
(cuñas cantadas). En la radio he hecho muchas cosas, he escalado mucho”.
Veracruz toda una
experiencia
¿Cómo fue su
experiencia en Veracruz Stéreo?
“Mi experiencia allí comenzó el 4 de julio de 1984. Yo creo
que es lo mejor que me ha pasado, porque en esa época no había tantos
distractores, no habían computadores, no existía tanto cable. Mejor dicho, a
usted le tocaba escuchar Veracruz Stéreo
en ese momento. Aparte de eso, desde Estados Unidos nos enviaban toda la música
que entraba al Hot One Hundred Billboard, que son las 100 canciones que más se
vendían en una semana y desde Escocia mi tío, enviaba las primeras 10 canciones
de Inglaterra, entonces siempre tuvimos un banco musical muy bueno. Fue una
época donde la música era demasiado buena, como se darán cuenta que esa música
de los 80 sigue gustando. En los 80 tuvimos a Michael Jackson, Madonna, Guns
and Roses. En los noventa fue entrando la música alternativa y la música hip
hop, R&B y rap”.
¿Cuál ha sido su mejor
entrevista en radio?
“Yo creo que la mejor entrevista en radio que tuve fue
cuando pudimos hablar con Glenn Medeiros, un cantante que tenía una canción
pegada en la radio llamada Nothing gonna
change my love for you, traducida al español. Resulta que nosotros habíamos
invitado al programa Despiértese con
Veracruz a alguien que cantaba igual a Glen y dijimos que él estaba en vivo
en el estudio. En menos de 45 minutos llegó gente, tumbaron la puerta de la
emisora, yo le dije váyase de aquí mijo que nos van a matar por mentirosos. Me
tomé tres días para conseguirme el número telefónico y hablar con él
personalmente y hacerle una entrevista de verdad, cosa que ya la gente no nos
creyó. Pero fue una entrevista de las mejores, fue atrevida, charra y muy
bacana”.
De lo análogo a lo
digital
¿Cómo editaban
antes los audios para transmitir los programas?
“Los audios antes se grababan en casete o en un minidisk,
pero por lo general se utilizaban cintas magnefónicas: es como una caja que
tiene una cinta vacía y otra cinta como un casete, que es la cinta en si magnefónica,
es un poquito más grande; entonces, a través de una consola o grabadora de
cintas… eso era un camello durísimo que quitaba demasiado tiempo”.
¿Cómo fue el cambio
de la radio análoga a la radio digital?
“Fue un cambio paulatino, Tito y yo viajamos a NAB (National Association Broadcasting) que
es un congreso del tamaño de 3 estadios de fútbol donde uno ve únicamente
equipos de radio y televisión, emisoras ya formadas donde uno se puede sentar y
aparentar que está en una emisora en tiempo real hablando con ingenieros y
trajimos una cantidad de catálogos, de revistas. Nos sentamos con el ingeniero
de Colombia y dijimos este transmisor es bueno, ya las tornamesas no se están
utilizando, los cambiamos por tocadores de CD. Uno escuchándose en FM con ese
sonido tan espectacular, envidioso”.
¿Cómo se asesoraron
para manejar los equipos en el momento de este cambio?
“Nosotros llegamos con muchos catálogos, entrevistas
filmadas con ingenieros. Recurrimos a un ingeniero que nos ayudó, también entre
todas las directivas aprendimos a utilizar los nuevos equipos”.
¿Qué fue lo más
difícil de pasar de la radio análoga a la radio digital?
“Obviamente lo que llamamos nosotros la biblioteca,
conseguir primero la música, conseguir que cada una de las casas disqueras que
nos la mandaran con el mejor sonido posible. Entonces cambiar cada una de las
canciones generalmente se tiraban en discos de 45 revoluciones por minuto,
pasarlos para meterlos a un computador o a un CD, tenía que ser óptimo, eso
duró mucho tiempo, más o menos en un día. Uno podía grabar alrededor de unas 10
u 11 canciones bien grabadas para ir renovando esta biblioteca, parte musical y
las cuñas”.
¿Qué cambios has
visto que se han presentado en la locución y ejecución de los programas
radiales?
“Bueno, esto ha cambiado mucho porque uno antes para poder
ser locutor tenía que presentar dos exámenes: el primero era escrito de
conocimientos generales, si uno pasaba a un examen de lectura donde le
aprobaban si su voz servía, si su voz era para ser locutor de una emisora
musical, para noticias, etc. Antes era un asunto más profesional, ahora
cualquiera puede hacer locución, anteriormente en los programas de radio se
dedicaba más tiempo. Ya la radio pasó de ser un hobbie a ser un trabajo común y
corriente”.
¿La transición de
la radio análoga a la radio digital como cree que afectó en la audiencia?
“Bueno, sobre todo en la parte FM creció mucho la audiencia
porque no hay nada más rico que escuchar una buena canción con un excelente
sonido. En la parte de AM el sonido siguió siendo igual, calidad un poco más
baja y con el cambio a lo digital ya no se le entraban los tales grillitos. La
audiencia creo que creció, pero no tuvo un crecimiento grande porque en esa
época la gente empezó a comprar CD o a bajar música de Internet. La radio era
una obligación de escucharla, la radio se está volviendo más local”.
Después de 34 años que Donnie estuvo dedicado a la radio, actualmente
se encuentra trabajando en compra y ventas de acciones. Sin embargo, lo único
que hace en radio en estos momentos es un pequeño segmento llamado Un día como hoy en la emisora Ondas de la montaña, que se transmite de
lunes a viernes, donde habla sobre lo que sucedió en un día como hoy, enfocado en
la historia de la música.
0 El televisor, el invento del siglo
El televisor, el invento del siglo
Este aparato, tan común en nuestros hogares, fue en otra época el
punto central del hogar y marcaba un lugar de encuentro. Sin embargo, hoy
parece más un disgregador de familias.
Por: Sara Gamboa Jaimes
“Poder ver y oír a la gente que estaba por allá
en otros lados, en vivo y presentando un programa, le parecía a uno un
descreste”, me dijo Ofelia Villegas cuando la visité para que me contara sus
experiencias con el televisor y esas cosas que ha tenido que aprender a manejar
a trancazos, como ella dice.
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Ofelia Villegas |
Ofelia Villegas es amante a las vajillas
italianas, las plantas y las telas. No es alta, tampoco baja. Tiene el pelo
corto, mono y sin un rastro de canas. Es viuda, tiene dos hijos y tres nietos. Daniel,
el mayor de ellos,la define como una mujer apasionada por la vida, positiva,
trabajadora, inteligente, refinada y generosa.
Esta mujer nació en Salamina, municipio de Caldas
y actualmente es bióloga con ínfulas de diseñadora porque dedica su vida a
hacer medias para curar quemaduras y várices.
Me recibió en su casa. Estaba viendo La Voz Kids y me dijo: “A mí me encanta
este programa. Lloro y todo viéndolo”. ¿Quieres comer?, me preguntó. Después
nos sentamos en el comedor y de un viejo mueblesacó su vajilla de té italiana
con flores, fina y antiquísima, pero como nueva.Escuché un “vamos a hacer la
tarea”. Era Martha, su amiga de toda la vida, poniendo orden.
Entonces, como si supiera qué quería saber yo,
empezó a hablar. Sin embargo, la paré, pues ella es de esas que hay que parar y
no empujar. “Yo me críe en un pueblo donde no había nada de nada. Éramos casi
unos colonizadores –dice Ofelia– no
había luz ni había acueducto y en las noches mi casa permanecía llena de velas”.
Le pregunté cómo había conocido el televisor y
me dijo que cuando tenía 12 años se fueron para Manizales y allá lo conocieron,
en la casa de un vecino. Al mes compararon uno en la suya y todos los del
sector iban allí a ver el espectáculo. Eso fue más o menos en el 1955.
Estaba sentada con las piernas cruzadas. La
izquierda encima de la derecha y hablaba naturalmente. “Los primeros televisores
eran unos aparatos de tamaño mediano para poner en una mesa. Ya después fue que
los hicieron todos grandes y con patas. Eso no era sino prenda y apague porque solo
había un canal”, dijo Ofelia.
¿Y tus papás qué pensaban de ese aparato?, le pregunté.
Ella movió sus brazos como si estos fueran a hablar y afirmó que sus padres
eran maravillados con todo eso, especialmente su papá porque le encantaban los
inventos. Para él ver una especie de fotografía moviéndose era descrestante.
¿Qué era lo que más veían?, le dije. “Lo que
más me acuerdo que veíamos era una novela en vivo. Nada era grabado y entonces
no nos perdíamos eso. Todos nos sentábamos en la sala a ver televisión. Lo
poníamos en la sala como adorno. Es que yo tuve televisor en la habitación
cuando mis hijos estaban más o menos grandecitos –señala– primero eso era para
todo el mundo”. En ese momento cayó un trueno que la hizo parar de hablar y
cerrar por el aguacero la puerta del balcón.
La conversación se alargaba. Ella hablaba hasta
por los codos, se reía y contaba todo como si estuviera viviéndolo otra vez. De
pronto vi que empezaba a callar y le pregunté sobre cómo lo inauguraron y me dijo:
“¿Qué?, ¿el televisor?” La miré y le respondí que sí.
Sonrió y con las siguientes palabras dijo: “¡Ah
no!, eso era un espectáculo, novedoso como él solo. Ya después se fue
popularizando y todo el mundo lo compraba. Es que Rojas Pinilla trajo unos
televisor es y daba muchas facilidades a la gente para que los comprara”. Martha
la interrumpió diciendo: “Eso era caro, no era barato”. “Más que caro era un
lujo –siguió Ofelia– eso de tener dos no era para todo el mundo”.
Aprovechando que Martha rompió el hielo y
hablaba, les pregunté qué decían las personas del televisor y ambas concluyeron
que era el invento del año o, más bien, del siglo.
Ellas empezaban a hablar. Martha le recordaba
cosas a Ofelia y viceversa.
¿Cuántas horas de televisión veían al día?, ¿qué
personajes no olvidan?, les pregunté. Se miraron y Ofelia de inmediato
respondió: “Veíamos de 7 p.m. a 9 p.m. porque eso no era todo el día, es decir,
el noticiero y una novela”.
“Acuérdate que Hernán Castrillón daba las
noticias”, interrumpió Martha, quien no olvida 007, una novela sobre una telefonista enamorada de alguien que la
llamaba.
“Y cuando llegó la televisión a color eso fue
lo máximo.Por ejemplo, en un reinado de belleza Gloria Valencia decía que ojalá
pudieran ver todo a color. Y cuando eso pasó, mis papás eran maravillados
viendo los vestidos”. Así recordó Ofelia el momento en que el blanco y negro se
reemplazó por el color, pero nunca se vio afectada la radio.
Miré el reloj. Eran las 9:30 p.m. Ofelia
parpadeaba y me di cuenta que me quedaba poco tiempo, así que empecé con la última
tanda de preguntas.
¿Qué era lo mejor de ver televisión antes?,
dije rápidamente. “Lo mejor era que se prestaba para unir y como había sino una
sola cosa para ver, todos veían lo mismo. Además, había más oportunidad de
comentar, hablar y opinar al respecto de los programas. Ahora, por lo general,
veo televisión sola”.
Para ella este aparato ya no une a las familias
como antes porque cada uno está su cuarto y hay muchísimo para ver. Por esto,
Ofelia reitera que ya no se comparte de la misma forma.
No siendo menos le pregunté a Ofelia qué
artículos tecnológicos usaba y contestó: “El iPad y el iPhone, aunque me considero
muy ignorante en esto”. Para ella el que más le ha cambiado la vidaes su iPad
porque solo con un toque consigue cosas que jamás habría imaginado.
Ofelia llena de palabras y refranes continuó
hablando. “A nosotros nos ha tocado un cambio increíble, es decir, pasar de la
mula al jet. Pero ustedes nacieron en una civilización tan avanzada que uno se
pregunta acerca de qué cosas los irá a descrestar”.
Muy resignada me contó que ya tenía televisor
en su cuarto porque le tocaba como medio para actualizarse. “Mira que, aunque
la gente carezca de muchas cosas, lo primero que consigue es el televisor”, finaliza
Ofelia.
Por último, le pregunte si estaba enredada con
la tecnología y me respondió de manera afirmativa porque incluso ha querido
contratar a alguien que la oriente en el tema y me lanzó una carcajada. Así,
nos paramos entre risas, le tomé una foto, le di un abrazo y chao.
Finalmente, de esta conversación tan amena con
Ofelia concluí que tiene razón: “El televisor ya no une a las familias como
antes”.
0 Los atletas pixelados
Los atletas pixelados
Esteban Cano, más conocido como Zeypher, es un jugador
semiprofesional de League of Legends, un
videojuego con más de 67 millones de jugadores activos a nivel mundial, allí,
su objetivo es ser el más habilidoso y estratega para derrotar al oponente.
Por Santiago
Jaramillo Morales
A treinta minutos de iniciada la batalla, los héroes
del manto azul tienen vía libre para asaltar la base enemiga. En el borde derecho
del mapa, los oponentes levantan una última resistencia que los salve de la
total aniquilación. El personaje calavérico en llamas lanza su guadaña y atrapa
uno del otro equipo. “¡Sentencia de muerte!”, exclama el narrador. No hay quién
lo salve.
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Videojuego Devianart de berXamet.
Uno de los caminos que lleva a la base. A la derecha,el infame
Teemo.
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Videojuego Devianart de berXamet.
Uno de los caminos que lleva a la base. A la derecha, el infame Teemo.Los supervivientes retroceden con la esperanza de que
las torretas les ayuden a salvaguardar el centro, pero la arremetida del oponente
les sobrepasa en número. La desesperación de los defensores va in crescendo, la salud del bastión va en
picada, los asaltantes buscan dar el golpe de gracia, la emoción del público
inunda la atmósfera y estalla a la par con el cristal morado que marca la
victoria del equipo azul. Cuesta creer que una pantalla que no esté
transmitiendo fútbol pueda comparársele en emoción.
Esta es una partida estándar de League of Legends (LoL), el más jugado de los videojuegos en el año
2014 con más de 67 millones de gamers
(jugadores) activos según las cifras de Riot Games, su casa creadora.
Los jugadores eligen entre 125 campeones que cumplen
un rol determinado: magos (ataque a distancia con gran área), tanques (resistencia
al daño), soportes (apoyar con mejoras y curar), luchadores (daño a corta
distancia), asesinos (infiltración y ataque sorpresa) y tiradores (daño a
distancia, de los cuales me han bien advertido que se debe evitar elegir al
campeón llamado Teemo a no ser que quiera ser víctima de un abuso verbal).
La escena del principio hace parte del torneo del
Comic Con 2014 que tuvo lugar en Plaza Mayor el 29 de octubre. Allí
participaron varios equipos conformados por jóvenes entre 16 y 25 años entre
los que se cuenta a Esteban Cano, apodado Zeypher, un joven de 18 años miembro
del equipo RedArrows, el ganador de la competencia. El atleta ha accedido a
hablarme sobre este híbrido entre la tecnología y el deporte.
¿Cómo es que
nació el personaje Zeypher?
“El videojuego ya lo conocía a mediados de 2010 –
2011 por parte de un primo que empezó a jugarlo cuando estaba en su Beta (etapa
de prueba), pero no era muy reconocido. Luego empezó a crecer y me gustó la
mecánica del juego porque es uno de los pocos, si no el único, que va en contra
de la mecánica y la estructura de todos los videojuegos. La mecánica de este
juego siempre ha sido, y creo que seguirá siendo, el que sea más habilidoso es
el que va a progresar.
Empecé a jugar con él y a mejorar y ya el año pasado,
comencé a jugar de manera semiprofesional, con equipos de Costa Rica y México.
Quise buscar un nombre de usuario, entonces un amigo me dijo Zeypher, que es un
demonio de un videojuego que él se estaba rescatando, yo no tenía muchas ideas
y me apropié de este”.
¿Juega algo
más que LoL?
“En este momento no puedo jugar otra cosa porque el
horario de entrenamiento para el equipo que estoy jugando, que es un equipo mexicano,
tiene organización y empresa, nos estructura un entrenamiento en el que no
tenemos mucho tiempo libre. No es que todo el día entrenemos, es que no tenemos
tiempo para jugar otros juegos; además, eso de cierta manera se nota que uno va
perdiendo nivel en este juego”.
Es decir, su
mayor interés es la competencia...
“Sí, porque en este momento el videojuego se
convirtió ya en un sustento económico para mí. Recibo también muchos aparatos
electrónicos que son parte de los patrocinios. Todo eso porque este juego se
convirtió en el más jugado a nivel mundial y tiene la atención de empresas
multinacionales. El juego se volvió, más que un juego, para muchos, un deporte.
De hecho, en Estados Unidos ya es un deporte”.
¿Así que
consideraría tenerlo como fuente de ingresos?
“No, de hecho, aunque entiendo que los videojuegos
pueden ser gran parte de mi vida y que me gustan mucho y que logré convertirlo
en un “trabajo”, obviamente también quiero estudiar. En enero inicio de nuevo
con mis estudios, en otra universidad que no sea pública por todos los
problemas que encontré en las universidades públicas además del tiempo perdido.
Lo que voy a estudiar es Ingeniería de Sistemas”.
***
En vez de encontrarnos una colisión desorganizada de
personajes súper poderosos, lo que se puede observar de este juego es que se
asemeja más a una guerra de trincheras. El mayor porcentaje del juego se
desarrolla frente a las torretas defensivas repartidas por el mapa y que
guarecen las vías principales que llegan a la base.
La paciencia es primordial; se basa en esperar una
brecha, un mal movimiento, un enemigo confiado que se acerque demasiado. Cuando
la oportunidad se presenta, entra
en escena la estrategia y el tiempo de reacción. “En League of Legends –dice Zeypher – las principales mecánicas, que
les llamamos nosotros a las habilidades que se desarrollan son las del tiempo
de reacción, el de maquinar, hacer estrategias en cuestión de segundos y
también hacerlas antes de cada juego, tener mecánicas para desarrollar a medida
que el juego va avanzando”.
Pero más que habilidades motoras o mentales, Zeypher
enfatiza en la actitud, “de compañerismo, una de querer mejorar” es primordial
para avanzar, algo que según él les falta especialmente a los jugadores
latinoamericanos.
***
Ustedes
llevaban micrófonos en la competencia y así se comunicaban, pero esta
estrategia de la que habla, ¿depende más de lo individual o se inclina más por
la estrategia en equipo?
“Este juego, y como en todos los equipos que somos
semiprofesionales o profesionales, lo más importante es la estrategia en
equipo. Por eso también utilizamos programas para comunicarnos, como dijiste,
con micrófono y diadema, para coordinar la toma de decisiones o ir a un
objetivo. Obviamente también existe el nivel individual que es que cada uno
tiene su rol en el juego. Si uno se equivoca puede costar la partida y estando solo
no la va a ganar”.
¿Y cómo podría
llamarme un “buen jugador”?
“Más que todo se necesita la actitud y que sea realmente
bueno en lo individual. Así como un ingeniero civil o un ingeniero químico en
la vida real hace la diferencia entre más sepa y entre más pueda desarrollar
bien su trabajo. Así sucede en el League of Legends: entre más sepas sobre tu
rol, lo que tú tienes que hacer, y entre mejor lo puedas desarrollar, te va a
catalogar como un mejor o peor jugador. Todos podemos estudiar diferentes
carreras, pero la idea es enfocarnos en una en la que seamos realmente buenos.
Pero sabemos que lo que nuestros padres esperarían
que estudiáramos fuera una ingeniería, abogacía o comunicación social, y esta
profesión del gamer es algo que muchos
de ellos consideran ridículo.
Bueno, de hecho, en parte sí tienen mucha razón puesto
que es algo muy extraño tanto para ellos en el ámbito de que esto es nuevo, pero
no es una profesión al igual que las demás por el simple hecho que en esto sí
se acaba. Puedes ser jugador profesional un año, dos años pero no toda la vida lo
vas a ser. Puedes ser el mejor ahora, puedes ser el peor mañana. No es algo que
ejerces toda la vida, pero sí es una profesión ya que requiere todas las mismas
habilidades que requiere cualquier ámbito laboral”.
¿Esto lo
pondría a sudar tanto como un trabajo?
“Claro, hay partidas en las que como equipo hemos
durado más de 60 o 70 minutos de juego contra equipos realmente buenos y
terminamos sudando, cansados, con dolor de cabeza porque exige demasiado. Esto
exige no mucho esfuerzo físico, aparentemente, pero sí mucho esfuerzo mental”.
¿Podría
entonces comparar a League of Legends con el ajedrez?
“Sí, estoy seguro que la cantidad de esfuerzo mental
que se logra en League of Legends podría hasta sobrepasar a la que se utiliza
en el ajedrez”.
¿Qué pasa con
la comunidad deportiva? Muchos la han criticado por los niños o los que se
enfurecen cuando pierden.
“Bueno, la comunidad en el ámbito de lo social sí se
ha convertido en… llamémoslo algo así como “tóxico”. Tiene sus emociones buenas
y malas y cuando pierdes solo quieres buscar culpables, pero eso dentro del
juego. Fuera del juego es demasiado amena. Los jugadores entre sí se conocen,
les interesa saber de los jugadores de tu país pero, como en todos los
videojuegos, somos malos perdedores y eso conlleva a que terminemos siendo una
mala comunidad’”.
Digamos, como
para que me pudiera hacer una imagen: yo que no tengo casi nada de experiencia
en este videojuego, termino metido allá adentro. ¿Qué encontraría en mi primera
partida?
“En tu primera partida te podrías encontrar, en
porcentaje alto, diría yo un setenta, ochenta por ciento, cuatro jugadores. Uno
de ellos, o dos de ellos, te culparían por perder la partida. Otros dos te
insultarían por ser un jugador sin habilidad. El otro podría estarte ayudando
diciendo “no pasa nada”, “la próxima será”, “podrás mejorar”… en el ámbito
latinoamericano”.
¿Y cuál sería
la reacción si jugara con Teemo?
“Pues, eh, si jugaras ese campeón la reacción sí
sería de noventa o noventa y ocho por ciento de que te digan “ese no sirve,
¿por qué juegas con él?”, te insultarían con palabras soeces y terminarías como
una burla en el juego”.
¿Convendría a
una buena causa si esa advertencia apareciera en este texto?
“Pues hombre, de hecho no sería mala idea que se
asomara por allí. Sí, debería, en algún paréntesis…”.
0 “La máquina se sigue utilizando mientras haya que hacer”
“La máquina se sigue utilizando mientras haya que hacer”
Desde las
9:00 a.m. hasta las 5:00 p.m. Gabriel Morales se dedica a escribir memoriales,
declaraciones de renta, cartas de amor, lo que sus clientes le soliciten en su
amada máquina de escribir.
Por Nathalia
A. Archila y Diana Rosales
En Carabobo, frente a La
Alpujarra, entre el ruido de los carros y las personas, sobresale el sonido de
las teclas de la máquina de escribir de Gabriel Morales, de 67 años de edad,
quien con su sonrisa alegra el día de quien pasa por ahí. Su ropa luce
impecable y emana un suave olor a talco que trae a la memoria de quien lo
perciba, recuerdos de los abuelos.
Cuando llegamos a su
lugar de trabajo, el cual consta de dos sillas de madera, una mesa sobre la cual se ve un portafolio
negro lleno de papeles y su máquina de
escribir, no dudó un instante para acceder a hablar con nosotras y bastó una
pregunta para que Gabriel nos contara todo sobre él:
“En alguna ocasión que me vi en
Turbo, me hice amigo de un capitán de un barco que me mandó a sacar la libreta
y todas esas vueltas al pueblo mío que se llama Vegachí, para colocarme en el
barco y resulta que me fui de Turbo a hacer esas vueltas y no volví: Me quedé
en el pueblo hasta que llegó la ocasión de venirme para Medellín. Llevo cerca
de 40 o 41 años aquí, me vine porque quise (dice entre risas) dejar el trabajo
que tenía allá con la alcaldesa.
Cuando salí para Buenaventura,
porque allá había un muchacho muy amigo mío que había conocido en Turbo, estaba
bien halladito entonces iba a trabajar con ese muchacho allá y rumbo a
Buenaventura llegué aquí a Medellín (recuerda Gabriel con la mirada perdida en
sus recuerdos).
Entre todas las personas me encontré
un amigo que conducía un carro de una panadería que ya no existe, se llamaba
Galletas Coro, a ese le compraba yo la parva en el pueblo cada ocho días que
bajaba. Yo era muy amigo de él, entonces me lo encontré por aquí ocasionalmente
y me dijo:
- - ¿Vos pa dónde vas Gabriel?
- - Yo le dije: Voy con rumbo a Buenaventura
- - Y él me respondió: ¿Qué te pasa pues que estás anclado aquí?
- - Le dije: estoy sacando el certificado del Dane
- - Entonces me dijo: No, que va a ir a Buenaventura, vení yo te
coloco en la fábrica de galletas Coro
(Sus ojos se iluminaron al recordar
aquel momento que tanto marcó su vida).
Y ahí empecé por primera vez en esa
fábrica. Tenía, póngale 27 años, cuando era joven y bello (Gabriel rompe en
risas) ahí duré muy poquito tiempo, porque yo no nací para las jornadas, mi
vida por lo general me la he rebuscado por mi cuenta.
Después de la fábrica trabajé en
varias empresas como en el almacén Caravana, de vigilante unos días, también en
una empresa por el Barrio Antioquia que se llama Supergil, que es una
ensambladora.
Comencé a trabajar acá en La
Alpujarra porque una vez que me quedé sin trabajo. En el barrio donde vivía
había un amigo, un muchacho Pedro (dice recordando a su amigo como si el tiempo
no hubiese pasado) y yo le dije: “Pedro ¿vos qué haces? que yo tengo la aguja
pegada, llévame pa donde vos trabajás y me das el almuercito o lo que alcance,
lo que vos considerés”. Y ese muchacho me trajo para acá a trabajar y resulta
que a los 15 o 20 días de haberme traído, él me puso a voltear pa´ allá y pa´
acá, y él recibía la plata, pero no me daba nada a mí, por eso salimos fue de
pelea. Pero yo ya me sabía más o menos como era el rodaje aquí y me quede
trabajando, (relata mirando esa calle como si fuera suya).
Llevo 38 o 40 años en este puesto,
no en este sino por ahí rotándola. Esto a veces es bueno y otras veces es muy
maluco porque aquí uno trabaja a la deriva y no tiene salario fijo, entonces
ahí vamos.
La máquina se sigue utilizando
mientras haya que hacer. Esto también fue último modelo, fue lo que se usó
primero, antes de los computadores, esto es más que un computador, tiene la
historia que no tiene un computador.
Un computador si lo saco aquí al sol
y al agua se me daña, esta maquinita no, esta aguanta las caídas. Esta es la
mamá de los computadores.
Hace 25 años la guardo en el garaje
que está aquí al lado y cada que esto cambia de dueño, el que sale me recomienda
bien con el que compra -guárdele bien las cositas al señor, que él es
caballero, colabora -entonces yo guardo mis utensilios ahí.
Esto antes era muy bueno porque
había mucho que hacer pero lo ha acabado tanta tecnología que han sacado, pero
hay clientes que todavía lo buscan a uno para hacerle vueltas.
Lo que más me gusta de este trabajo
es que nadie me molesta, nadie le dice a uno nada y uno siempre se consigue la
comidita aquí. Segundo, porque no tengo más de que pegarme, yo no soy jubilado,
no tengo entradas ni nada, la que es pensionada es mi señora.
Yo tengo dos hijas una se gradúa de
Derecho este año (dice que se siente orgulloso porque ha sacado adelante a su
familia con su trabajo) y la otra es casada, vive allí en el barrio Manrique,
pero no es de mi señora propia, sino de una amiga que tuve cuando estuve en el
pueblo. Esa hija ya tiene 40 años y tiene una hija de 16, ella trabaja y el
esposo también.
Cuando no estoy trabajando, me la
paso en la casa y jugando billar que es el deporte que más me gusta a mí y
buscando noviecitas (dice con una sonrisa picarona). Yo vivo en el 12 de
Octubre y ahí hay un club de billares. Yo todos los días que salgo de aquí
llego es allá a tomarme un fresquito, jugar uno o dos chicos y ya de ahí me voy
para la casa”.
Su mejor amigo, Gilberto, estuvo
junto a él durante la entrevista y cuando estábamos a punto de terminar nos
dijo que quería hablarnos un poco de su amigo.
“Yo considero que Gabriel es mi mejor
amigo porque él es una persona que no se
mete con nadie y una persona directa; si siente algo lo dice de frente,
o sea que no es una persona de doble moral, es directo con sus amigos, es
sincero, él cuenta conmigo y yo cuento con él”.
Terminamos la entrevista y Gabriel
no dudó al darnos un abrazo y decirnos “¿ya se van? Yo que estaba todo amañado
con ustedes”.
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