Muelas vive de la tradición verdolaga con técnicas de
estampado tradicional, Alexánder Escobar Hoyos, nacido en Anserma y criado en
Manizales, sostiene su microempresa de prendas futboleras, que le brinda un
estilo de vida en torno a Atlético Nacional. Él no utiliza procesos digitales
por los temas de calidad del producto.
Por: Alejandro Arboleda
Hoyos
La fiebre por el fútbol ha
sido, desde siempre, una tradición y una herencia en el entorno familiar de
Alexánder. De pequeño supo que ver jugar a Atlético Nacional sería su destino y
uno de los placeres de su vida. Cuando tenía un
poco más de diez años vio
por primera vez en Riosucio, Caldas, a ese “glorioso equipo verde de
Antioquia”, dirigido en aquel entonces por Juan José Peláez.
En su adolescencia decidió
que dedicaría su fervor, pasión y amor por el club
que le brindaba tantas
alegrías y con el cual se identifica por completo. “Lo más bonito es que no
había necesidad de haber nacido en Medellín para seguir al equipo, estando
desde otra ciudad aportamos un granito de arena e hicimos sentir una patria
verdolaga desde Manizales”, comenta con orgullo.
Atlético Nacional se
convirtió en su estilo de vida y así comenzó a recorrer
distintas regiones del país
por el amor a su equipo. Estando inmerso en este
mundo del fanatismo
futbolero, descubrió que le llamaba la atención el tema de hacer grafitis o
rayar en una pared un "LDS" (Los Del Sur, barra representativa del
equipo verde de Antioquia) o el nombre de su equipo amado.
“A raíz de eso nació una
forma de hacer esténcil, que es una técnica estética
con una plantilla en la cual
se recortan, en cartulina, los puntos de la letra
donde se deja un puente para
conectar las partes que van en blanco”, asegura.
A partir de ahí, Alexánder,
más conocido como Muelas, empezó a relucir el
gusto que ha tendido por el
dibujo y el diseño desde que era un niño.
La primera excursión de la
barra fue a Ecuador, en un partido contra Emelec
disputando la Copa
Merconorte 2001. Antes del viaje, Muelas tuvo lainiciativa de sacar camisetas
conmemorativas de ese primer viaje del combo al exterior. “Yo iba donde el señor
de los estampados y él los hacía mediante policromía. De curiosidad empecé a
preguntarle cómo era eso y cómo se hacía”, cuenta Alexánder.
“Me interesé por la serigrafía y busqué para
aprender”
El gusto por estudiar
siempre estuvo latente en la vida de Alexánder, a pesar
de haber perdido un año del
colegio debido a los viajes para ver al equipo de
sus amores, decidió que
entraría a cursar Diseño Gráfico en un instituto de
Manizales y así poder dar
rienda suelta a su deseo de hacer esténcil.
“Obviamente uno como hincha,
fanático y un enfermo por el fútbol, muchas
veces uno dedica días y
semanas a los viajes, y esto limitaba el ir o no a estudiar, pero era mi
responsabilidad porque yo estaba pagando la carrera”, cuenta Muelas. Su rutina
de viajero era ir a Medellín el sábado, estar en el partido el domingo y
regresar a Manizales la misma noche para ir a estudiar al día siguiente.
Muelas consideraba como un
pasatiempo, en primera instancia, diseñar y crear sus estampados que hacía
entre la práctica, ensayo y error. Así aprendió a revelar, rasquetear, mezclar
tintas y con estos métodos básicos pudo crear sus primeros diseños que fueron
un rompe olas y un gorro de barristas. “La idea era seguir viendo a Nacional y
empezar a estudiar Publicidad”, añade.
Su iniciativa de
microempresa surgió en el año 2004 con el combo “Tiranos”, la idea era tener
una producción auto sostenible que girara en torno al equipo que le entregaban
su tiempo, amor y todo el aguante posible. “Como a veces pasa en esto, los
proyectos se caen por falta de constancia de compromiso de otros, pero yo seguí
haciendo camisetas así como un hobbie”, añade Muelas.
Parar de estudiar para comenzar a laborar
Debido a una razón
económica, Alexánder tuvo que salir a conseguir empleo y estancar sus estudios
en Publicidad. “Estuve trabajando a cambio de un salario mínimo y eso lo único
que te brinda es la opción de sobrevivir y queda muy poco para ahorrar”, asegura
mientras habla sobre sus trabajos como mesero, estampador en empresas y
operario en un almacén de alimentos.
La parte de su vida que
entregaba a Atlético Nacional se vio frustrada en esta
etapa, debido a las
responsabilidades que tenía y sus horarios de trabajo
continuo que eran
agotadores. Muelas consideraba que estaba incompleto y
estar desligado de su equipo
le reprimía su identidad y su pasión.
“Me tocó parar de alentar y
me sentía triste, ese no era yo. Sentía que si seguía trabajando en Manizales
iba a seguir siendo infeliz”, asevera. Después de pensarlo detenidamente,
Alexánder tomó una decisión que sería determinante para su vida: irse a vivir y
sobrevivir definitivamente a la ciudad de Medellín.
Al llegar a la Capital de la
Montaña, Muelas buscó trabajo para sostenerse y
poder aportar en la casa en
la cual se estaba hospedando. Por lo menos ya
tenía una ventaja por estar
en Medellín, podía asistir a los partidos que el
equipo jugaba por Copa
Postobón, para él lo importante era poder alentar.
Utilizando Facebook para despegar
Alexánder encontró una
plataforma social que terminaría siendo determinante
para la difusión y muestra
de sus productos. En 2011 creó su cuenta personal y decidió dar a conocer, por
ese medio, sus camisetas y diseños futboleros.
“Empecé a diseñar sobre
A.C.A.B., anti represión y era más un pasatiempo”.
Un día cualquiera, Muelas se
quedó sin empleo y no tenía recursos para pagar el arriendo del lugar en el
cual vivía. Se sintió entre la espada y la pared estuvo considerando la opción
de volver a Manizales ante la falta de dinero y de oportunidades para
conseguirlo, una nueva dificultad y traspié para su vida.
“El amor por Nacional, el
hecho de no rendirme y querer insistir, me dijo:
¡Vamos pa’ delante! Empecé
vendiendo una camisetica, pero no tenía el
capital. Llevaba una y la
entregaba en el metro, me venía para la casa,
estampaba en una tabla y me
iba a repartir las otras”, relata sobre su esfuerzo.
Comenzando este proyecto
“con las uñas”, Muelas no tenía un flujo de
camisetas amplio y se
sostuvo repartiendo de a dos en el día. Él tomaba el
pedido por medio de
Facebook, compraba las camisetas en el centro, realizaba el proceso de
estampado en la casa y las entregaba personalmente.
Su popularidad fue
aumentando y un familiar decidió apoyarlo prestándole cien mil pesos, con los
cuales hizo el plante y pudo producir más camisetas. Así, Alexánder logró
posicionarse con su marca C.A.N. Estampados y finalmente se ubicó en la calle
70 ofreciendo todos sus productos y generando una manera de comprar su boleta,
poder viajar y tener un estilo de vida de fanatismo verde.
“Los hinchas empezaron a ver
que estaba llenando un vacío que existía porque querían productos referentes a
la pasión y amor por Nacional y que no solo fueran estampados de una barra”,
añade Alexánder. No había partido en el cual no asistiera a la 70 a ofrecer sus
productos y extendió su repertorio con busos y tulas, utilizando siempre su
método de estampado tradicional.
¿Para atrás?, ¡ni para coger impulso!
Muelas decidió retirarse de
la calle 70 debido a diferentes razones de orden
personal. Allí no quedaría
frustrada la venta y distribución de sus productos,
pues cada que le ocurría un
incidente, llegaba acompañado de una buena
noticia. Como dicen por ahí,
se cierra una puerta, pero se abre una ventana.
"Esto, en vez de
bloquearme, me dio una gran oportunidad de mejorar y dar a
conocer más los productos
que estábamos ofreciendo", recuerda Alexánder.
Pues tras esta partida de su
punto de venta habitual, decidió tomar más fuerza y alquilar un local en el
sector de Cundinamarca, en el centro de la ciudad.
Hoy en día Muelas, a sus 30
años, dice que vive un sueño y lucha por este
proyecto que se da gracias a
Atlético Nacional, pues retribuye al equipo todo lo que le brinda con amor y
toda la entrega en la tribuna. "Por circunstancias de pensamiento,
ideología y de decencia, decidí junto con amigos de Manizales, Itagüí y
Copacabana, formar otra barra llamada La Más Fiel, nos ubicamos en la tribuna
norte cada partido apoyando al verde", concluye.
Su persistencia, dedicación
y esperanza fueron fundamentales para la
microempresa que hoy tiene
consolidada. El local está en trabajo constante
gracias a él y a sus dos
empleados que también son fanáticos con un estilo de vida verdolaga. Esta es la
principal condición para poder trabajar en C.A.N.
Estampados: viajar, alentar,
seguir a Nacional y tener esta pasión verde que se sostiene mediante las
prendas que siguen estampando de manera tradicional.
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